Mis lecturas luchan, contra esa despiadada que inunda mi ser, esa maldita que me llena toda, que no zozobra, que jamás me deja.
A veces siento tantas ganas de aborrecerla, de despercudirme de ella, de seguir el camino de la felicidad, aquella que está muy cerca, que puedo alcanzar y que sólo me pide atención, horas de sueño, de descanso y mucha disposición.
Vamos, acércate a la templanza, deja a aquella, que sólo perturba, que sólo distrae, que sólo ata al mismo lugar de siempre, sin permitirte crecer, soñar, construir.
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